El gran día
El tiempo transcurrio ahora mi pancita estaba mucho más grande, el bebé se movía más, pero hoy desde la madruga me sentía mal, tenía fuertes contracciones, era demaciado dolor y por primera vez desee que Tae estuviera conmigo.
Pero no, nunca vino y las contracciones siguieron, como pude fui por una toalla, abrí mis piernas y coloqué la toalla en medio, suspiré pesado y me preparé mentalmente entonces comencé a pujar, pujar y pujar, era muy doloroso incluso era peor que las veces que me violó él.
<¡Ahhh!>
Respiraba agitadamente mientras contaba hasta 10 y luego volvía a pujar, abrí más las piernas y continúe pujando.
<Vamos cariño>
Le hable al bebé al ver que esto era muy doloroso y no veía ni siquiera su cabecita.
<¡Ahhhhh! Vamos cariño>
Seguí pujando y pronto sentí su cabecita, con mis manos me ayude a sacarlo mientras seguía pujando, ya faltaba menos, podía sentirlo. Y cuando menos ya lo tenía en mis manos, pero no lloro, me reincorporé y lo miré, el cordón umbilical lo tenía alrededor de su cuello.
Me apresure rápidamente a quitárselo del cuello y lo alce en mis brazos, no lloraba y no sabía que hacer lágrimas de desesperación ya se encontraban descendiendo de mis mejillas.
Sin más que hacer y con la desesperación a flote di pequeños golpecitos a su espalda, y pronto el alivio llegó a mi ser, el pequeño bebé estaba llorando por fin. Lo envolví en la toalla, limpie la grasa que tenía en su cara y besé su frente, era un hermoso varón, lo arrullé mientras besaba su pequeño y delicado cuerpecito.
<Nam.... Namjoon, ese será tu nombre cariño>
Me quedé mirándolo, era lo más hermoso que había visto, ese ser tan hermoso e indefenso me necesitaba y ahí estaba yo un bebé de 14 años acababa de dar a luz a un bebé de a penas unas segundos de nacido.
No tenía idea de nada sobre bebés pero me esforzaría por darle lo mejor, hoy y siempre, era un promesa que pensaba cumplir hasta ni último aliento.
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