Castigo
<¡Te atreviste a tocarme!>
Tae: Te lo advertí
<¡No te vuelvas a acercar a mi animal!>
Tae: Pídeme perdón
<No lo haré, eres un maldito cobarde>
Salí corriendo hacia arriba, oía pasos detrás de mi, abrí la primer puerta que vi y la cerré con seguro.
Tae: Abre la puerta
Me encerré en el baño y me solté a llorar, ardía mi mejilla, me sentía solo, esto no era bueno, no sé por qué había creído que todo iba a estar bien.
<Mamá, te necesito>
Lloraba como sino hubiera un mañana, ahora quería morirme, sino podría volver con mamá vivo lo intentaría muerto.
Tae: Te lo advertí
Levanté mi mirada y lo vi frente a mi, tenía en su mano derecha unas llaves y en su mano izquierda un cinturón
Tae: Levántate
Negué repetidamente, me iba a pegar, ¿No le había bastado ya con el golpe que me había dado?, sin embargo fui interrumpido al ser tomado fuertemente del brazo.
Tae: No porque te deje usar ropa, comer y andar por toda la casa, sin tratarte como para lo que te entrenaron significa que podrás abusar
Me saco del baño y del cuarto, bajamos las escaleras, sabía a dónde íbamos cuando doblamos para entrar a la biblioteca, me asusté más, comencé a jalonearme, me quería ir, pero no lo logré, entramos a la biblioteca y caminamos a la jaula.
Tae: Agradece que tu castigo no será fuerte por ser el primero
¿Agradecer? Estaba completamente loco, cuando me quiso meter a la jaula yo puse fuerza pero un golpe en mi estómago me hizo doblar.
Facilito su tarea lográndome meter en la jaula, cuando pude recuperar el aire intente abrirla pero le había puesto un candado.
Me hice bolita lleve mis piernas a la cara y me escondí entre ellas soltándome a llorar otra vez, sintiendo la impotencia de estar aquí y no poder hacer nada.
<Mami ven por mi por favor>
No pude dormir, a pesar de estar vestido tuve mucho frío, la biblioteca era demaciado fría y los fríos barrotes de metal que conformaba la jaula volvía más pesada mi estadia.
Toda la noche tirite, además de ser incómodo estar aquí, no cabía bien tenía que estar hecho bolita ya que la jaula no era muy grande.
En toda la noche no pare de pedir por mi madre y llorar por eso había amanecido con un fuerte dolor de cabeza.
Tenía frío y muchas ganas de ir al baño, la puerta se abrió y lo vi entrar , no me miró ni me dirigió la palabra, creí que me iba a sacar cuando abrió la jaula.
Sin embargo solo la abrió lo suficiente para meter un plato de perros con comida, parecía atún, se veía asqueroso, cerró la puerta de la jaula otra vez y salió sin decir nada.
Miré la comida y luego la puerta ¿Pensaba déjarme aquí hasta que regresara de trabajar? Al parecer sí, tome el plato, no era un animal, era una persona ¿Por qué no lo entendían?
Heche el plato por los barrotes de la jaula tirando la comida al piso y me hice bolita otra vez consumiendome en mi miseria.
Pisadas fue lo que oí y seguido de ello un suspiré de frustración, levanté la mirada y ahí estaba molesto, tomo el plato con la comida y salió, creí que me iba a dejar en paz.
Volvio entrar pero está vez tomo mi jaula, no pude evitar sujetarme a ésta, aún no me acostumbraba a que me llevará en ella, aún tenía nervios.
Me llevo al jardín y entre las flores dejo la jaula en el frío pasto, se retiró dejándome ahí, el polen de las flores me caló comenzando con mi reacción de estornudar e irritarme la piel, provocando que se hincharan mis ojos.
<Mami>
Fue lo último antes de caer inconsciente por la terrible reacción que me había causado.
Comentarios
Publicar un comentario