Devolución
Habíamos llegado a la casa del vejete, ya me encontraba en el piso tranquilamente, el vejete se acerco a la jaula en la que estaba yo y la abrió, me daba tanto asco que no sabía si quería vomitar porque fueron muchos nervios los que pase en la jaula o porque él me da asco.
Tomó la correa y me jalo hasta sacarme de esta, acaricio otra vez mis mejillas pero yo volví a quitarme, éste sólo rio y me quito el aro de la boca, mala idea, cuando volvió a acercarse y quiso agarrarme le mordí la mano.
Vegete: ¡Idiota! ¡Aprenderás a respetarme!
y así pasó todo tan rápido, quiso tomarme otra vez pero lo volví a morder, no podía salir corriendo porque estaba amarrado pero si podía morderlo, y eso, fue lo que hice, le mordí ambas manos y parte del brazo pero lo que colmo su paciencia fue que casi le arranco la piel de su palma.
Le encajé tan fuerte los dientes que sangro y al quererme separar de su palma me lleve un trozo de su piel, él se levantó más que furioso y antes de que pudiera hacer algo me golpeo en la cabeza haciendo que perdiera el conocimiento.
Al despertar abrí mis ojos de golpe levantándome al mismo tiempo haciendo que me golpeara la cabeza soltando un quejido al no poder sobarme, miré y esta otra vez en la jaula pero esta vez era un despacho y lo vi, vi al vejete con otro hombre hablar.
Amo: Lo siento señor, tú, ¿qué haremos contigo?
Y entonces supe que había vuelto con el hombre que me había metido en todo esto, al parecer el vejete se había quejado de mi, pero yo no tengo la culpa, él se lo buscó y yo sólo le di lo que se merecía.
Amo: Llévenlo a su habitación con lo otros chicos
Y así como el amo pidió me sacaron de la jaula y me llevaron al lugar donde había pasado los últimos días, al entrar vi que Jimin estaba durmiendo plácidamente, me acerqué a él y restregué mi cara contra su pecho despertándolo.
Jimi: ¡Kookie!
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