Comida

 Un nuevo día era y aquellos niños se sentían adoloridos, sus muñecas y tobillos estaban morados al igual que el cuello, y tan pronto como terminaron de desayunar fueron por ellos llevándolos al cuarto para su nueva enseñanza.

Doctor Choi: Que bien que estén aquí, ¿Saben?... Su entrenamiento debe estar listo en un año antes de que sus dueños venga por ustedes, como verán no tenemos tiempo

El doctor tomo algo que los niños no pudieron ver, estos fueron sentados en una silla y el doctor se acercó a cada hombre dónde les entrego eso que no distinguieron lo que era, no lo sabían.

Pero entonces sus bocas fueron abiertas bruscamente introduciendo algo que no los dejo cerrar la boca, fue atado a sus nucas y ahí entendieron que no podían hablar.

Doctor Choi: Hoy aprenderán a callar, es lo más importante y es por ello que lo usarán hasta que sea necesario

Los chicos fueron llevados a sus cuartos, intentaron quitarse esa cosa que traían pero simplemente nunca pudieron ya que tenían un candado.

Los niños no habían sido alimentados, así que fueron llevados a la habitación una vez más donde el doctor los esperaba con unos platos de comida para perros.

Doctor Choi: Espero tengan hambre, coman

Los niños miraron confundidos, les quitaron el tapón, pusieron sus manos detrás de su espalda y los empinaro frente a los platos.

Doctor Choi: Coman

Los niños comenzaron a forcejear, no sabían que era lo que estaba en esos platos, olía mal la comida, se veía babosa pero sobretodo no les parecía que los pusieran a comer del piso.

El doctor ya desesperado azotó el látigo que traía en su mano derecha, los niños asustados se quedaron quietos al instante mirando al doctor.

Doctor Choi: No lo volveré a repetir, comen por la buena o comen por la mala

Los niños ya asustados comenzaron a comer, con asquerosidad hasta que comieron todo, JungKook quiso vomitarlo, estaba asqueado sin embargo les fueron puesto los tapones de las mordazas nuevamente.

Doctor Choi: Buen trabajo, llévenlos

Los niños los dejaron en sus cuartos con sus manos atadas a la espalda para que no se pudieran quitar el tapón de la mordaza y así vomitarlo.